7/6/20


I
Estoy jugando un partido de fútbol a oscuras por disposición del árbitro. Lo único que ilumina la cancha es un foco muy fuerte que tiene el réferi y que ilumina ciertas partes muy chiquitas y es la única guía. En un momento yo le hago falta a uno y me sacan roja pero sale otro, y por esa falta nos meten gol. Después mete gol mi equipo.

II
Llego a mi casa y es como una iglesia, pero es la iglesia definitiva y mi familia es Jesús o descendiente de él. Hay un trono para hacer misas y yo me paro ahí, aunque no sé si soy también mi tatarabuela. Un guardia me quiere bajar del trono por órdenes de mi abuela y yo le digo "¡Pero soy Jesús!" y agarro un elemento extraño y golpeo al hombre en la cabeza. Cae al piso muerto, y en el piso se traga una llave. Yo se la quiero sacar pero no puedo. Después le pregunto a mi abuela qué pasó y ahora ella tiene la llave, y no me la quiere dar y se la traga también. Cuando yo intento sacársela me duele mucho el molar izquierdo, como si me arreglaran una carie en el dentista. La llave que se traga mi abuela resulta ser el secreto de mi tatarabuela.
  En el patio trasero de mi casa-iglesia había un olmo con frutos antiquísimos y secos que parecían testículos. Ese árbol era histórico y legendario, muchos textos bíblicos y milenarios lo citaban. Decían que en esos frutos testiculares yacía el secreto de Jesús (Jesús era mi tatarabuela, aunque por momentos sé que es ella y por otros no).
  Después estoy en uno de los salones de mi casa con L. En eso, llega mi tatarabuela y hablamos muy bien aunque nos habíamos visto pocas veces. Me habla de unas cámaras de otos que me va a dejar como herencia, después se va. A los pocos días muere y yo presencio su muerte, pero no lo recuerdo. Después de eso, hablo con mi madre acerca de esa llave que se tragó mi abuela y del secreto de mi tatarabuela, yo pensaba que era algún secreto eclesiástico malvado, relacionado a la inquisición o pedofilia o asesinatos o algo así. Mi madre se niega rotundamente a decirme el secreto de mi tatarabuela, y su grupo de amigos me ningunea por mi edad. Insisto en que quiero el secreto y me sigue diciendo que no. Luego me dice que sólo lo voy a tener cuando yo muera, entonces entiendo que sería en otro plano de existencia, pero no me quedo satisfecho con saberlo dentro de tanto tiempo y en un plano que desconocía. También le cento de las cámaras que mi tatarabuela me iba a dejar y me dice que no existen tales cámaras y que jamás hablé con mi tatarabuela de ellas.
  Llego a la casa de mi padre y llamo a L. desde un lápiz-teléfono. Mi celular recién dice "llamando" pero ya empieza hablar, no sé qué me cuenta. Después cambia a "Escrito" y me sigue hablando, yo pensé que era el contestador, pero no. Cuando termina de hablar, le empiezo a preguntar si se acordaba de mi tatarabuela y las cámaras, pero no recuerdo qué me dice. En el medio de la charla, en el sueño, llega mi abuelo avisándome que ya está la comida.

III
Estoy cenando con mi madre en mi casa, pero a la vez es un restaurant en otro lugar, como un tenedor libre. Con mesas largas en las que muchas personas que no se relacionan se sientan a comer. A unos metros de las mesas hay unas tribunas llenas de gente, como las de programas de tele al estilo Sin Codificar. De repente, un kirchnerista se empieza a pelear con Patricia Bullrich que está en la tribuna. Yo trato de calmar las aguas y termino ayudando a Bullrich aunque me parezca una hija de puta. Le digo "Goodbye" y se va.  Le comento a mi madre que paradójicamente siempre me llevo bien con macristas, no sé qué experiencia tuve. Mi madre me lleva a la cocina y ahora todo se conviete en mi casa. No sé qué pasa pero llega mi tío y me lleva a una especie de Autopista Panamericana desierta o alcantarillas enormes. Allí me hace hacer ejercicios extraños, no físicos al estilo lagartijas o abdominales, sino artes marciales extrañas y sin sentido. En esos ejercicios voy perdiendo varias prendas de ropa, creo que me las saco por el olor a chivo. En el último ejercicio mi tío se va y me deja solo. Éste ejercicio no sé en qué consistía pero había dos cuadros: uno con un reloj y otro con una foto que se podía elegir qué foto ver y creo que se movía. Una vez terminado el ejercicio esos cuadros quedaron obsoletos e inertes aunque seguían funcionando tristemente, como una máquina que antaño tuvo gran esplendor pero que hoy, aunque sigue moviéndose por sus mecanismos, no hace nada ni tiene sentido moverla más que para entristecerse. Arriba de los cuadros, quedaron algunas ropas mías que no supe recuperar y que finalmente las agarré parándome en una garita que había debajo de los cuadros. También encontré un celular que les daría a los posibles ladrones en vez de darles el mío. Cabe destacar que estaba en un lugar lejos de mi casa que no conocía.
  Visualizo una parada de colectivos y pretendo tomarme el 21, voy para allá y resulta ser una estación del tren Sarmiento, muy rara. Me fijo si el tren me lleva a mi casa pero no y me bajo rápidamente. Después de eso todo empieza a tornarse en mi contra. La gente me mira mal y me siento amenazado, encima la estación es un laberinto y no encuentro la salida. Paso por el cuarto de la guardia de seguridad y me mira. Sigo mi camino y llego a un baño, aprovecho para ir y noto que ahora cambió mi sexo y soy mujer, pero tengo tres tetas. Alguien desde otro baño me dice que los pezones rosados son malos porque tienen menos pigmentación y no llegué a escuchar la justificación seguramente absurda. Me voy y sigo por la estación laberíntica. Vuelvo a pasar por el cuarto de la guardia pero ahora estaba con dos alemanes que la filmaban y decían cosas en alemán. Ellos me miraban mal también. Yo digo algo en un falso alemán y sigo caminando. Encuentro en un pasillito a dos camarógrafos con aspecto de Shaggy de Scooby Doo escondidos entre unos estantes cuadrados modernos encastrados en la pared de la estación, con sus cámaras. Me asusto y sigo. Llego a una pasarela como para salir de la estación y por al lado mío pasan muchos punks, acá empiezo a ver todo como una película, con cortes y fades. Empiezo a halagar los cortes y las situaciones bizarras que presenta esta película que es mi sueño. Pasan algunos punks por al lado mío y cuando estoy por salir un punk se apoya en ambas barandas de la pasarela y me dice:
  "Yo no soy narcisista, no me meto en esa mey"
  Resulta que "mey" es mierda en su sublenguaje. Acá me doy cuenta que estoy soñando y me despierto.

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